La cordillera Blanca
en Perú es para los escaladores de sud-américa algo así como los Alpes en
Francia para los escaladores de Europa, la “Mecca” del montañismo de altura.
La primera vez que
tuve la oportunidad de viajar a esta hermosa cordillera fue hace casi 8 años, y
aunque no realicé algún ascenso notable -en realidad mi papel fue de cocinero/porteador
de un grupo de amigos que hicieron un intento fallido de un pico de casi 6.000m
-, fue cuando vi por primera vez el camino que he decidido recorrer mi vida
entera: escalar montañas.
En este verano he
visitado dos veces este grupo de gigantes, la primera hace poco más de un mes como guía de un grupo de
escaladores venezolanos y la segunda formando parte del equipo “Somos Ecuador”
como preparación para nuestros objetivos en Asia de este año.
En el primer viaje
subimos “modestas” montañas de 5.000m, picos igual de accesibles y con vistas
igual de magnificas que en los mejores itinerarios en Alpes, pero con el
compromiso y exposición que significa estar en uno de los sistemas montañosos más
salvajes del planeta; fue una excelente semana en la que estuve muy agradecido
de poder ver en mis clientes la misma emoción que yo sentía cuando realicé mis
primeras escaladas lejos de casa.
Estoy convencido de
que cada montaña y cada cordillera tiene su personalidad propia, son seres
vivos que de una u otra manera nos envían mensajes que a veces uno entiende al
instante y otras veces después de mucho tiempo; al regreso a Ecuador luego de
guiar en Perú el mensaje estuvo muy claro para mí: el verdadero amor por las
montañas no viene del ego o búsquedas superficiales, está en saber cómo se saborea
el presente.
Luego de un par de
semanas en Ecuador, que pasaron entre entrenar y una notable despedida en el
volcán Cotopaxi, regresé a Perú acompañado de Carla Pérez, Rafael Cáceres y
Nicolás Navarrete. Nuestros objetivos fueron escalar durante diez días en el
valle de Rurec, realizar un intento del cerro Ocshapalca y realizar una tercera
escalada en la cordillera por definir en dependencia de las condiciones (actividad
a la que yo no pude continuar debido a un compromiso de trabajo).
El valle de Rurec nace
a los pies de los nevados Shaqsha y Rurec, con un suelo a 4.000m en sus laderas
tiene paredes graníticas de entre 300 y 1000 metros de desnivel, nuestro
objetivo era trabajar una ruta nueva en el valle y probar las estrategias que
usaremos a finales de Julio en las montañas del Tien-Shan; a pesar de lo que
personalmente fue una primera “decepción” al ver que el ambiente de la escalada
era predominado por fisuras llenas de vegetación y largas placas de granito
“improtegibles”, les agradezco a mis compañeros de expedición la contagiosa
motivación por buscar hermosas escaladas que están escondidas donde uno menos
se lo espera, y ese fue precisamente el mensaje que me dejó este valle: que muchas veces las mejores escaladas están reservadas
para los ojos que tienen la fuerza de perseverar buscándolas.
Durante nuestra
permanencia en el valle logramos realizar una nueva variante a la cara
sur-oeste del pico Quilluhirca que
conecta con la esbelta arista sur-este y lo que creemos es la primera ascensión
en libre hasta la cumbre
(850m, 5.11d), también 300m de nueva ruta que quedan pendientes de
finalizar en la imponente y gélida cara sur del pico y una hermosa ascensión al
pico Patrick por la cara Este (300m, 5.8). Aunque no voy a negar que es muy cómodo cuando
en Los Alpes se baja de una ascensión en teleférico y se puede llegar a buscar
toda la información necesaria en internet para el itinerario del día siguiente,
esta vez fue mejor para nuestros espíritus el poder encontrarnos solos frente a
tan imponentes paredes en uno de los lugares más remotos que conozco y
compartir un poco de la vida del campo con la gente que nos ayudó con sus animales de
carga para la aproximación.
De regreso a Huaraz
(la ciudad que funciona de campo base en esta cordillera ) se unió al equipo
Ivan Vallejo; los dos días que tuvimos entre Rurec y entrar a la quebrada de
Llaca se sucedieron entre una corta sesión de Boulder en un área llamada
Huanchac a 10min del centro de Huaraz, un partido de la selección de fútbol en
el Mundial y largas conversaciones sobre lo hermoso que es escalar montañas.
La única información
que teníamos sobre el nevado Ocshapalca era que en su cara sur (vertiente en la
que estábamos interesados) tiene paredes de 700m muy verticales y a veces extraplomadas de hielo y roca, y que
hace algunos años un equipo ecuatoriano (Ignacio Espinoza y Andrés Herrera)
hicieron un intento de esta cara. Tratamos de enterarnos lo mejor posible sobre
cómo llegar a la base de la pared y, en cuanto a la escalada en si, más bien
nos mentalizamos en que una vez en la base trataríamos de buscar la mejor
opción que conduzca a la cumbre máxima. El camino que lleva al campamento es
muy fácil de seguir hasta un punto en donde pusimos a prueba las lecciones
aprendidas en Rurec: la ruta está escondida a primera vista; con las ultimas
luces llegamos al campamento y al día siguiente hicimos una primera incursión en
el glaciar para hacer la huella hasta la base y ofrecer nuestros saludos a la
montaña.
La primera noche
estuvo matizada con una infección intestinal que sufrió Iván, supo
sobrellevarla como un verdadero guerrero y pocas horas después durante la
escalada pudo más su pasión por las montañas que un puñado de bacterias.
Luego de 24 horas
entre ascender y descender de la pared, me di cuenta de la última lección que
la cordillera tuvo para mí este año: que a pesar de que pisar una cumbre es una
de las mejores recompensas; cuando uno se entrega a la montaña con los ojos
cerrados la cumbre está en donde la montaña decida. Esta lección vino porque no
pudimos terminar la ruta Americana en la cara sur (o lo que queda de la ruta
Americana debido a las condiciones tan diferentes de la montaña en estos años a
los del primer ascenso) pero logramos escalar 600 magníficos metros de hielo y
terreno mixto alucinante (AI3, WI5+, M5). Las condiciones al final eran de
nieve azúcar insoportablemente frágil a 60° de inclinación, y nuestra decisión
fue aceptar que la cumbre quedará para otro año.
Ahora me encuentro de
regreso en nuestras hermosas montañas para guiar a un grupo de norte americanos,
con el espíritu listo para entrenar durante el mes de Julio con el objetivo de
escalar el monte Kyzyl Azker (cordillera de Tien-Shan, China) con el equipo
Somos Ecuador en Agosto.
Mas fotos y videos de Perú
próximamente,
Hasta mientras,
Un abrazo a tod@s...
En la cumbre del Quilluhirca, de izq a der: yo, Rafael Cáceres, Carla Pérez, Nico Navarrete.
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