miércoles, 16 de marzo de 2022

Gangapurna 2022

ESPAÑOL:

En el otoño de 1988 una figura que sigue siendo misteriosa para los jóvenes escaladores ecuatorianos hizo realidad una idea que para algunos se vuelve la historia de una vida entera en las alturas: una nueva ruta en un pico de 8000m. 

Su nombre era Ramiro Navarrete, en octubre de ese año hizo cumbre en el Annapurna por la ruta que utilizaban Kukuzca y Hajzer para su descenso tras escalar el Annapurna Este desde el sur. Fueron los primeros en llegar a la cima por esa ruta. Lamentablemente su vida fue arrebatada por una cornisa que se derrumbó. Lo que hizo Ramiro se adelantó generaciones a su tiempo en Latinoamérica. 

Aunque su recuerdo se lleva en un puñado de jóvenes; como con todo aquel que perdió la vida en la montaña, yo siempre me pregunto: ¿qué hubiera pasado después si esa persona no hubiera desaparecido?

En noviembre de 2021, después de regresar de un trabajo guiando en Nepal, Carla y yo comenzamos a planificar el año siguiente. Como siempre tratamos de poner en equilibrio nuestro trabajo como Guías de Montaña y las ideas u oportunidades de hacer algo que viene de nuestras propias ambiciones. Fuimos invitados un día a una exposición organizada por un amigo sobre la historia de la escalada en el Ecuador, en una de las esquinas había una pared llena de carteles antiguos de algunas expediciones ecuatorianas importantes del pasado: la primera al Aconcagua, la primera a la cara oeste del Huayna Potosí, la primera al Denali… y así como llamando nuestra atención, en una esquina uno decía: Annapurna 1988. Expedición Internacional. Kukuczka/Navarrete. Ambos nos miramos y entendimos el mensaje, tenemos que ir allí. ¿Pero cuando? ¿Cómo?

Después de un par de horas de tazas de café y pasteles, decidimos que 2022 no sería el año para probar la cara sur del Annapurna, pero tal vez podría ser el año para una misión de exploración en el área.

Mirando los picos alrededor de Annapurna, la posición de estos picos y el aspecto histórico/técnico, decidimos que el área en la que se encuentra un pico llamado Gangapurna podría darnos mucho terreno para jugar y posiblemente un gran punto de vista para ver nuestros planes para el futuro. Poco después de estas conversaciones, Carla decidió enfocar el 2022 en continuar con su proyecto de escalar los 5 picos más altos sin O2 suplementario (¿por qué los 5? eso es tema para otro blog) y asistir a uno de sus dos últimos exámenes UIAGM. Esto significaba que no iba a poder unirse a esta misión de exploración...

No costó mucho convencer a mi amigo Jonathan García de unirse a este viaje: solo nosotros dos en una zona remota del Himalaya al final del invierno, justo antes de que llegara la primavera. Él había escalado antes el Annapurna I, con un amigo en común que ya no está físicamente con nosotros pero que su recuerdo acompaña nuestro esfuerzo en las alturas,  Alberto Zerain; y la idea de probar Marzo resonaba mucho en su mente. ¿Por qué marzo? Habíamos escuchado y experimentado antes, que parte del mejor clima en esta área llega en marzo. Después de todo enero observando el clima de cerca y algunos datos provenientes de amigos que viven cerca de los Annapurnas sugiriendo que diciembre tuvo bastante nieve, pensamos que un enero soleado podría haber llenado algunas líneas que teníamos en mente con preciosas y espesas líneas de hielo en los aspectos orientados al sur.

Una vez en Katmandú, el tiempo pasó muy rápido. A veces en medio de la agitación, a veces con el sonido entumecedor y apacible de las oraciones, este pueblo es la puerta de entrada perfecta a las aventuras más inciertas. Algunas cenas con amigos, algún boulder para mantener el cuerpo activo y muchos mandados: comprar comida para treinta días, permisos de escalada y los últimos detalles.

Mientras planeábamos la aproximación, decidimos no usar porteadores para llegar a la base porque la última parte de la aproximación es muy difícil y, por lo tanto, peligrosa para quien no está acostumbrado a estas andanzas, por lo que no pudimos encontrar personas dispuestas a hacer esa caminata en esta época del año, además de que no nos sentíamos bien presionando a los aldeanos para que hicieran algo que pudiera atentar contra su bienestar. En vez volaríamos en helicóptero tan cerca de la pared como el sentido común y las habilidades del piloto nos indiquen. 

 Entonces, después de un par de días de planificación y arreglos logísticos con nuestros amigos en Kathmandú, la idea fue más clara: volar el 6 de marzo a un lugar que parece seguro para Campo Base a unos 4700 m. 

El objetivo era escalar la cara sur, idealmente a través de una hermosa línea de hielo que nos hizo sudar las manos y brillar los ojos. En el caso de que la pared no estuviera en condiciones, tendríamos la opción de intentar acceder a la cresta Oeste desde el sur como una posibilidad para continuar con la idea de tener la oportunidad de ver Annapurna en marzo.

Después de volar a CB, nos tomó un par de días instalar nuestro domo que sirvió como hogar y una pequeña carpa de cocina. Las primeras vistas de la montaña no eran muy alentadoras para nuestros proyectos más ambiciosos. No se formaron todas las líneas que creíamos posibles y la única opción para la cara sur era la línea coreana que tampoco parecía muy alentadora por su sequedad. Empezamos a hablar más seriamente de la opción de ir por la arista O; en cualquier caso ese día decidimos que bien para una cara Sur más rocosa o bien para la arista Oeste, lo que necesitábamos primero era aclimatarnos un poco y explorar la aproximación a la base.

Así que el 9 de marzo fuimos a una misión a 6000 m para ver las condiciones y tomar algunas fotos.

Empezamos el día despreocupados, el desayuno y esa sensación de querer superar la parte aburrida y poder empezar a vivir en la vertical.

Aproximadamente a los 5100m, nuestro día cambió. Navegando enfocados en las aristas sobre el campo base, nos habíamos encontrado con un terreno fácil y divertido y estábamos hablando de la buena progresión que habíamos hecho hasta ese momento. 

Lentamente empezamos a tener nieve hasta la cintura que a veces era lo suficientemente profunda como para mantenerte atrapado por un tiempo luchando para salir solo para que pudieras dar otro paso. Después de unos doscientos metros de esto, riéndonos cuando el otro parecía atrapado hasta el cuello, justo cuando nuestro GPS marcaba 5400m decidimos que esta vez no iba a ser posible.

 Las temperaturas frías y la dirección de los vientos, además de la nieve profunda/facetada que encontramos bajo una capa afectada por el viento de ~15 cm, fueron suficientes para hacernos darnos cuenta de que las condiciones no iban a cambiar ni un poco en el futuro cercano o tal vez durante el resto de la temporada, al menos en el largo y comprometido acercamiento a la línea de nuestros sueños. Las vistas de una pared más seca de lo esperado, combinadas con las condiciones para llegar a la base, fueron la sustancia de nuestra decisión de volver a intentarlo en el futuro pero después de que el monzón visite estas montañas.

Después de unas horas discutiendo opciones e ideas, con el corazón medio roto por no haber podido siquiera probar la pared, decidimos llamar al helicóptero para salir.

 ¿Por qué no nos quedamos más tiempo? Este tipo de nieve tardaría semanas o incluso meses en consolidarse porque estaba cubierta por una capa considerable. Estas condiciones de nieve estaban presentes en varios aspectos (como probamos ese día) por lo que nuestras opciones de escalar otros picos para aclimatarnos y esperar eran extremadamente pequeñas, si no nulas. Permanecer inactivos en CB durante al menos un par de semanas no era una posibilidad, e incluso en este caso, para cuando las temperaturas cálidas consolidaran el manto, entonces el poco hielo presente podría haber desaparecido. El riesgo de permanecer en un lugar así, rodeado de seracs supera las esperanzas de posibilidades a mejores condiciones, tal riesgo no era justificable por tanto tiempo sin escalar.

Escribo esto desde Katmandú. Hace unas semanas, las mañanas aún eran frescas y los colores del cielo traían un tono más azul de lo normal a la vida. Hoy el aire es más cálido y eso significa que la primavera se está abriendo camino. Al igual que los colores en el cielo, algo ha cambiado en nosotros, cambios delicados que te hacen apreciar la inocencia de hace dos semanas cuando todo lo que importaba era planear, prepararte para salir de la ciudad, conectarse con la montaña y reír.

Indudablemente estoy muy triste por no llevar el apoyo que muchos amigos me han dado a la cima de un pico salvaje en el Himalaya; mi agradecimiento por todo el apoyo económico, moral y emocional que me brindan va más allá de las palabras y es primordial para mí hacer lo máximo con toda la energía que invierten en mí, con la energía que yo mismo he invertido en estos proyectos, es normal sentir que nos he fallado de alguna manera. 

Pero por otro lado me alegro de estar de vuelta con vida y haber tenido la oportunidad de ver esta montaña, visitar esta nueva zona y conocer mejor a un ser humano con quién ojalá pueda escalar más líneas como esta en el futuro. En última instancia, no hemos fallado a nuestros propios instintos y convicciones y estoy seguro de que, si la vida lo permite, tendremos otra oportunidad con esta idea.

Como saben, cada experiencia abre un mundo nuevo y transforma el que ya existe. Esta no fue la excepción, aunque esta vez ni siquiera tuvimos la oportunidad de fracasar propiamente en la pared, estoy agradecido por las lecciones aprendidas y la oportunidad de continuar en el camino.

A veces, las montañas que escalamos deciden poner fin abrupto a las cosas, me alegro de que esta vez haya significado retirarse y planificar otra visita en el futuro.

Cuando uno se lanza a buscar un camino en lo desconocido, las consecuencias de fracasar no se limitan a el poder o no poder pararse en la cima de una montaña, las consecuencias son la muerte, propia o de los que amamos. Entendiendo que todo tiene su razón de ser, acepto las consecuencias posibles de esta búsqueda, pero también comprendo que el camino es largo y la humildad de entender a la montaña no viene únicamente con los tragos dulces del éxito, viene también en los momentos amargos. En esos días es cuando uno crea y almacena el combustible para entregarlo todo a las alturas cuando el día apropiado llegue. Lo único que le pido al universo es tener la capacidad de ver cuando ese día se presente.


ENGLISH:

In the fall of 1988, a figure that remains mysterious to young Ecuadorian climbers cristalized an idea that for some has become the story of a lifetime in the big mountains: a new route on an 8,000m peak.

His name was Ramiro Navarrete, in October of that year he reached the summit of Annapurna along the route used by Kukuzca and Hajzer for their descent after climbing Annapurna East from the south. They were the first to reach the top by that route. Unfortunately his life was taken by a cornice that collapsed under his feet. What Ramiro did was generations ahead of his time in Latin America.

Although his memory is carried by a handful of young people; as with everyone who lost their life in the mountains, I always ask myself: what would have happened later if that person had not disappeared?

In November 2021, after returning from a job guiding in Nepal, Carla and I started planning for the following year. As always we try to balance our work as Mountain Guides and the ideas or opportunities to do something that comes from our own ambitions. That month we were invited to an exhibition organized by a friend about the history of climbing in Ecuador, in one of the corners there was a wall full of old posters of some important Ecuadorian expeditions of the past: the first to Aconcagua, the first to the west face of Hayna Potosí, the first to Denali… and as if drawing our attention, in a corner one said: Annapurna 1988. International Expedition. Kukuczka/Navarrete. We both looked at each other and got the message, we have to go there. But when? How?

After a couple of hours of cups of coffee and pastries, we decided that 2022 would not be the year to visit the south side of Annapurna, but maybe it could be the year for an exploration mission in the area.

Looking at the peaks around Annapurna, the position of these peaks and the historical/technical aspect, we decided that the area in which a peak called Gangapurna is located could give us a lot of ground to play with and possibly a great vantage point to see our plans for the future. Shortly after these conversations, Carla decided to focus in 2022 on continuing her project of climbing the 5 highest peaks without supplemental O2 (why all 5? That's a topic for another blog) and attending one of her last two IFMGA exams. . This meant that she would not be able to join this scouting mission...

It didn't take long to convince my friend Jonathan Garcia to join this trip: just the two of us in a remote part of the Himalayas at the end of winter, just before spring arrived. He had climbed Annapurna I before, with a mutual friend who is no longer physically with us but whose memory accompanies our effort on the heights, Alberto Zerain; and the idea of trying March resonated a lot in his mind. Why March? We had heard and experienced before that some of the best weather in this area comes in March. After all of January watching the weather up close and some data from friends who live near the Annapurnas suggesting that December had quite a bit of snow, we thought that a sunny January might have filled some lines we had in mind with thick ice lines on south facing aspects.

Once in Kathmandu, time passed very quickly. Sometimes in the midst of turmoil, sometimes with the numbing and peaceful sound of prayers, this town is the perfect gateway to the most uncertain adventures. Some dinners with friends, some bouldering to keep the body active and many errands: buying food for thirty days, climbing permits and the last details.

While planning the approach, we decided not to use porters to get to the base because the last part of the approach is very difficult and therefore dangerous for someone not used to this hazards, so we couldn't find people willing to do that walk at this time of year carrying the loads for an expedition, plus we didn't feel comfortable pressuring the villagers to do something that might harm their well-being. Instead we would fly the helicopter as close to the wall as made sense

So, after a couple days of planning and logistical arrangements with our friends in Kathmandu, the idea became clearer: fly on March 6 to a place that seems safe for Base Camp at about 4700m.

The goal was to climb the south face, ideally through a beautiful line of ice that made our palms sweat and our eyes shine. In the event that the wall was not in good condition, we would have the option of trying to access the West Ridge from the south as a possibility to continue with the idea of having the opportunity to see Annapurna in March.

After flying to BC, it took us a couple of days to set up our dome that served as a home and a small kitchen tent. The first views of the mountain were not very encouraging for our most ambitious projects. The lines we thought were possible were not formed and the only option for the south face was the Korean line which did not look very encouraging due to its dryness. We started talking more seriously about the option of going up the W ridge, in any case that day we decided that either for a rockier S face or for the W ridge, what we needed first was to acclimatize a bit and explore the approach to the base.

So on March 9th we went on a mission at 6000m to see the conditions and take some photos.

We started the day casually and relaxed, breakfast and that feeling of wanting to get over the boring part and start living vertically.

At about 5100m our day changed. As we navigated on the ridges above base camp, we had found some easy and fun terrain and were talking about the good progress we had made so far. Although we were telling jokes and the mood was easy going, I loved the focus and connection that we started to create.

We slowly started getting waist deep snow that was sometimes deep enough to keep you stuck for a while struggling to get out just so you could take another step. After about two hundred meters of this, laughing as the other seemed trapped up to his neck, just as our GPS read 5400m we decided that this time it wasn't going to be possible.

The cold temperatures and wind direction, plus the deep/faceted snow we found under a ~15cm wind affected layer, were enough to make us realize that conditions weren't going to change in a bit or maybe for the rest of the season, at least in the long and committed approach to our dream line. The views of a drier than expected wall, combined with the conditions to get to the base, were the substance of our decision to try again in the future after the monsoon visits these mountains.

After a few hours discussing options and ideas, heartbroken because we couldn't even test the wall, we decided to call the helicopter to get out.

Why don't we stay longer? This type of snow would take weeks or even months to consolidate because it was covered by a considerable layer. These snow conditions were present in various aspects (as we tested that day) so our options of climbing other peaks to acclimatize and wait were extremely small, if not zero. Laying without activity in CB for at least a couple  weeks was not a possibility, and even then, by the time warm temperatures consolidate the snowpack, then what little ice was present might be long gone. The risk of remaining in such a place, surrounded by seracs, exceeds the hopes of possibilities for better conditions, such a risk was not justifiable for so long without climbing.

I write this from Kathmandu. A few weeks ago, the mornings were still cool and the colors of the sky brought a bluer-than-normal hue to life. Today the air is warmer and that means spring is making its way. Like the colors in the sky, something has changed in us, delicate changes that make you appreciate the innocence of two weeks ago when all that mattered was planning, preparing to leave the city, connecting with the mountain and laughing.

I am undoubtedly very sad that I am not carrying the support that many friends have given me to the top of a wild peak in the Himalaya; my gratitude for all the financial, moral and emotional support they give me goes beyond words and it is always essential for me to do the most with all the energy they invest in me, that I myself have invested in these projects!, it is normal to feel that I have failed us in some way.

But on the other hand I'm glad to be back alive and to have had the opportunity to see this mountain, visit this new area and get to know closer a human being with whom I hope I can climb more lines like this in the future. Ultimately, we have not failed to our own instincts and convictions and I am sure that, life permitting, we will have another go at this idea.

As you know, each experience opens a new world and transforms the one that already exists. This was no exception, although this time we didn't even have a chance to fail properly, I'm grateful for the lessons learned and the opportunity to continue on the path.

Sometimes the mountains we climb decide to bring things to an abrupt end, I'm glad this time it meant backing off and planning another visit in the future.

When one sets out to find a way into the unknown, the consequences of failure are not simply being or not being able to stand on top of a mountain, the consequences are death. Understanding that everything that happens to us has a whole reason for being, I accept the possible consequences of this quest, but I also understand that the road is long and the humility of understanding the mountain does not only come with the sweet drinks of glory, it also comes in the bitter moments when your heart is broken. On those days is when one creates and stores the fuel that will make one give it all to the mountains, when the appropriate day arrives. All I ask of the universe today is to have the ability and humility to see when that day comes.


1 comentario:

  1. Si no había condiciones, buena decisión, volver con lo observado y aprendido, y una buena amistad en forma de futura cordada.

    ¡Feliz vida y buena montaña!

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